martes, 17 de abril de 2012

EL PSICOLOGO: MITOS Y VERDADES




He decidido empezar por este tema, pues a lo largo del ejercicio de mi profesión, he escuchado toda clase de cosas sobre la razón para ir o no al psicólogo, desde la ya muy conocida frase: "El psicólogo es para los locos", hasta otras muchas mas que dejan entre ver el desconocimiento por parte de muchas personas sobre lo que es un psicólogo, y  lo que sucede dentro de su consultorio luego de cerrada  la puerta; es decir, lo que pasa dentro de esas paredes es un misterio, es como si fuera una dimensión desconocida.  En este artículo pretendo hacer un pequeño recorrido por aquellas cosas que piensan las personas sobre el psicólogo, y de igual forma pretendo hacer un acercamiento a lo que verdaderamente sucede dentro de ese cuarto. Es importante aclarar que parto de la premisa de que cada profesional de la psicología tiene su modus operandi de acuerdo al modelo teórico bajo el cual se rige su actuación terapéutica, por lo tanto lo aquí  expresado  puede variar de acuerdo a cada terapeuta.

Hay momentos en la vida de todo ser humano en donde se enfrenta la decisión de ir o no a un psicólogo, decisión muchas veces  influida por otras personas, las cuales consideran importante la búsqueda de ayuda para la dificultad por la cual se atraviesa; es justo en este momento cuando muchos interrogantes pueden pasar por la cabeza: ¿Necesito ayuda? ¿Estoy loco? ¿Puedo solucionar mi dificultad solo? etc. Es también en este momento cuando muchos miedos pueden emerger de la mente y tomar forma, muchas veces demorando la decisión de ir en búsqueda de la ayuda requerida. Uno de los miedos mas comunes es el temor a ser juzgado por el profesional o que dicho profesional piense que el motivo por el cual uno consulta es insignificante; miedo  por lo general  acompañado de otro miedo, y es el temor a que otros se enteren de que estoy consultando a un psicólogo, claro esta por aquello del que dirán.


A lo largo de estos años de ejercicio de mi profesión me he encontrado, que las creencias de las personas acerca del profesional de la psicología se dan en todas las edades, pero se da un  hecho interesante y que vale la pena mencionar. En los niños y adolescentes las creencias están muy influidas por el entorno que los rodea (amigos, familia), que logran ejercer una gran presión, y que muchas veces logran ser un obstáculo a la hora de llevar al niño o adolescente a una consulta con el profesional; esta situación se ve reforzada cuando muchas veces los padres no saben explicar a los hijos, la razón por la cual acudirán al psicólogo, llegando en muchos casos a llevarlos con engaños, lo cual hace que se dificulte iniciar un proceso terapéutico.  Ahora bien con los adolescentes sucede algo particular, en muchos casos llegan a consulta con muchas ganas de recibir atención, pues la situación que los lleva es tan pesada que lo único que desean es que un profesional los oriente y les ayude a solucionar su dificultad; pero en otros casos, estos jóvenes acuden donde el profesional, presionados por sus padres; y dichos adolescentes ven el acudir al profesional como una carta de salvación ante unos padres que ya no saben que hacer con su hijo. En ambos casos las creencias que los adolescentes tengan respecto al  psicólogo quedan a un lado, pero una vez dentro del consultorio suelen salir, sobre todo en el segundo caso, poniendo de manifiesto que lo único que se desea es que los padres los dejen de ver como el centro de la dificultad familiar.  He encontrado que por lo general  los adolescentes piensan que no necesitan que un tercero se entere de sus dificultades,  y creo que esto esta en consonancia con la etapa del ciclo vital en la que se encuentran, ya  que precisamente es una etapa donde los jóvenes creen que todo lo saben y todo lo ven bien, esto queda muy claro con una respuesta que siempre dan los jóvenes: “todo esta bien”. Pero este es tema para otra entrada del blog.


Con los adultos pasan varias cosas; por un lado nos encontramos con aquellos que piensan que no tienen razón para ir a contarle sus dificultades a un extraño; también encontramos a los que como dijimos al inicio, piensan que los psicólogos son para los locos; muchos de estos últimos nunca irán donde el profesional, otros, terminan cediendo a sus pensamientos y luego de la primera o segunda consulta terminan cambiando su forma de pensar, al respecto recuerdo una paciente que luego de 3 sesiones me dice: “al principio pensaba que esto de los psicólogos era para los locos, pero ahora siento que definitivamente vale la pena estar aquí; todo el mundo debería asistir a un psicólogo”;   son frases como esta, las que hacen que valga la pena levantarse cada día y que lo hacen ver a uno como profesional, que definitivamente se puede hacer la diferencia en la vida de una persona.  En mis años de profesional he aprendido que la mejor forma de cambiar estas creencias de las personas, es no desafiarlas, sino por el contrario tratar de entenderlas, y permitir que poco a poco las personas se metan en el proceso y se apersonen de él, esto llevara a que esas creencias se queden sin fuerza y finalmente desaparezcan.


Quiero ahora,  y antes de finalizar esta entrada del blog,  hacer una acercamiento a la persona del psicólogo y a su  que hacer diario.  Primero que nada quiero dejar claro que un psicólogo es un ser humano como todos, y que por lo tanto piensa y siente como los demás; quizás lo que lo diferencia de los demás, son esos años de estudio del comportamiento humano y ese entrenamiento que recibe para poder ayudar a otras personas en la solución de sus dificultades. Es precisamente el entrenamiento el que lo faculta para usar una serie de técnicas (varia según el modelo teórico) para lograr mediante una conversación llevar al paciente en un proceso reflexivo que le permita encontrar posibles salidas a su dificultad. Cada psicólogo aborda al paciente de forma diferente; en mi caso personal, el abordaje que hago tiene como base principal el contexto familiar, es decir que no pierdo de vista que la persona o personas que están en consulta, pertenecen a un circulo familiar y por lo tanto para mi es importante mirar la dificultad del consultante, desde el contexto familiar y sus interacciones.  Otro asunto importante es que lo que le digas a un psicólogo queda protegido bajo el secreto profesional,  es decir que el profesional jamás podrá revelar lo que tu le dices en consulta, solo en caso de peligro de muerte para el paciente o de otra persona del entorno del paciente.

En conclusión los psicólogos estamos para escuchar y ayudar a quienes llegan a consulta; no juzgamos, simplemente orientamos. No hay que esperar a tener una dificultad para visitar al psicólogo, simplemente por crecimiento personal y por conocernos un poco más.  No tengan miedo de asistir a su consulta.

Finalmente quiero invitarlos a pensar en su salud mental, así como invertimos en ropa, diversión, comida, salud física, etc., deberíamos invertir en nuestra salud mental, y no dejarlo para cuando ya se vuelve en una autentica necesidad. La salud mental es una necesidad no un lujo.



1 comentario:

  1. Muy bueno, Colega! Sabes qué pienso que ha pasado por tantos años? La confidencialidad del proceso terapéutico ha retraído un poco una información fiel sobre la terapia dentro de una consulta. Se deja a merced de "leyendas urbanas" todo esto de "lo que pasa en consulta". Y quienes están inmersos en él buscan la mayor discreción posible, y se les respeta como debe ser!

    Y acá el punto que pienso medular es que cada día haya más profesionales de la salud mental enfocados hacia la "calidad" de un buen servicio, saber sus limitaciones, y aceptar cuando un caso debe ser supervisado, la educación continuada del profesional para tener herramientas actualizadas son factores de cambio en cuanto a la "visión general" sobre el trabajo terapéutico.

    Solo te pediré licencia para compartir la entrada en mi facebook para información de las personas interesadas! un saludo desde Panamá!

    El Gil

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